martes, 31 de enero de 2012

El conejito blanco..

Hay libros que inspiran a la mente, que no te cierran en un pequeño mundo de historias fantásticas o aventuras, por ello son más dignos de mi admiración.
No me gusta cerrar la mente, no me gusta concebir el mundo como algo que está puesto ahí para nosotros sin tener que plantearme el porqué, el cómo, el cuándo y quién...
Filosofar hace ver a gente grande mentalmente el mundo tal y como se ve cuando la mente aun no ha crecido, resulta gracioso ver como los niños filosofan más que los adultos sintiéndose como nuevos seres en un mundo en el que no saben muy bien lo que pintan, cómo se asombran del mismo modo al ver un perro que si viesen algo por lo que a un adulto declararían enfermo mental si lo contase.
El mundo no esta hecho para nosotros, pero creyéndonos sus dueños calificamos de extraño todo aquello que quizá sea más normal que nosotros mismos.
Adoro esa inocencia infantil que hace que todo tenga sentido si ocurre, sin preguntarse si es normal, ya que el mundo en sí no lo es, por ello...
... moriré siendo una niña por dentro, aunque no lo sea por fuera.

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